Historia de la papa

 Según los últimos vestigios encontrados en la región de Puno, Perú, la historia de este tubérculo data de los años 8000 a 5000 a. C. Los incas fueron los encargados de domesticar su cultivo, convirtiéndolo en una pieza importante de su alimentación. En el siglo XVI, la papa llegó a Europa más como una curiosidad botánica que como una fuente de alimento. A su llegada se le dio un uso ornamental y forrajero. No fue hasta el año 1573 que las sequías y hambrunas propiciaron que su uso se replanteara; los hospitales comenzaron a cultivarlas en sus huertos para proporcionar comida a los enfermos, por lo que las élites las consideraban un alimento para indigentes hospitalizados. Los frailes reconocieron las bondades de esta planta y se dedicaron a plantarlas primero por los alrededores de Sevilla y luego extendieron su cultivo por Europa. La resistencia de la papa al frío y las sequías, su facilidad de cultivo y adaptación a suelos pedregosos y laderas empinadas convirtieron a este tubérculo en la base de la alimentación de muchos países europeos como Irlanda y la antigua Prusia (parte de lo que hoy es Alemania).



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